Mi hermano vive con Diabetes Tipo 1

De pronto en casa llega esta invitada sin tarjeta de presentación. Aparentemente nadie la invitó pero aún así se instala y decide apoderarse de gran parte de tu vida. La diabetes tipo 1 funciona así y aparece así: de pronto.

Y en tu casa si bien ya estaban acomodados y funcionaban alegremente con sus rutinas (y sus altos y bajos como todas las familias) esto llega a desacomodarnos: a todos. Uno naturalmente piensa que los padres de familia son quienes más deben hacer arreglos en su vida diaria y aprender a marcha acelerada sobre una condición de vida a la que se necesita analizar, revisar, y manejar las 24 horas del día incluso en Navidad.

Pero, los hermanos también necesitan algo de entrenamiento, contención, explicación y guía. Desafortunadamente, no siempre es un movimiento natural. Claro, la vida del hermano no corre peligro pero, la salud emocional puede verse en momentos que requieren comprensión y sobre todo atención. Con esto no quiero que creas que todos los hermanos sienten el rigor de la condición del diagnosticado en casa pero hay algunos puntos que debemos tomar en cuenta y te comparto algunos puntos que considero importantes y que he observado en mi práctica clínica.

Culpas y miedos

¿Porqué a mi hermano sí y a mí no? Hay confusión, ¿me dará a mí también? Recuerda que los niños interpretan la muerte de forma distinta a como lo interpretas tú  (y lo mismo o muy parecido sucede con el concepto de enfermedad) y no es sino hasta casi llegada la adolescencia que se tiene claridad en el tema de la mortalidad de nosotros los humanos. Es entre los 9 y 12 años que los niños comprenden la muerte como algo irreversible, final y universal.

Conocen por supuesto el proceso biológico de la muerte, la parte de cómo falla el organismo y algunos detalles muy específicos pero aún la ven como algo lejano y ajeno a ellos.

En el tema de enfermedad se sigue pensando como un castigo por acciones. Difícilmente si le preguntas a un niño te dará esta elaborada explicación pero inconscientemente es como lo interpretan.

El consejo: La educación en diabetes es un gran aliado en estos casos. Sí quizá te haga cara de “y yo porque si no tengo diabetes” pero acudir a sesiones familiares donde todos intercambien conocimiento es de gran utilidad.  En el ámbito de la terapia familiar puede trazarse un plan para identificar oportunidades para crear resiliencia interna, creatividad, empatía, cohesión para que la familia trabaje en estrategias para lidiar con el estrés que implicará la diabetes tipo 1 en esta casa. Dejar de lado al hermano o hermana sin aprender nada “porque no tiene ganas de aprender” no sirve de nada. Se sentirá aislado sin querer y eso vaya que puede traer consecuencias emocionales importantes.

también pensar en ellos

Estoy totalmente segura de que ningún padre o madre decide olvidarse de sus otros hijos tras el diagnóstico de diabetes tipo 1 de cualquiera de ellos. Pero seamos sinceros, cuando uno de nuestros tiene fiebre es inevitable poner gran parte de la atención en él.

Por supuesto, vemos a los otros pero el mayor foco de atención es el niño con fiebre. Ahora imagínate algo bastante más complejo que la fiebre.

De pronto el niño con diabetes tipo 1 se convierte en contra de su voluntad en el centro de atención y por supuesto ser el otro niño pues….debe sentirse feo ¿estás de acuerdo? Esto es totalmente involuntario. Es sólo que la angustia en sus primeros días se apodera de nosotros y es imposible despegar el ojo.

El consejo: Involucra a los hermanos en el cuidado de quien vive con diabetes. Los hermanitos pueden aprender a participar y pueden incluso llegar a sentirse orgullosos de lo que su hermano logra en el transcurso de su proceso de aprendizaje en el manejo de la condición. Esto no quiere decir que no vaya a ser complicado pero pedir tareas simples al inicio como traer algunas cosas, decidir él en qué quiere ayudar y poco a poco mentalmente tomar decisiones como si también viviera con diabetes es de gran ayuda para quien vive con diabetes y para los hermanos y familia en general. No es tarea sencilla créeme, pero bien dicen por ahí “mal de muchos….” pues no eres la única familia tocada por la diabetes tipo 1 y por supuesto tus hijos no son los primeros hermanos con un ser querido con diabetes tipo 1. Intenta el equilibrio entre las necesidades de tu hijo con diabetes y los otros  Pasa tiempo con cada uno de tus hijos a solas, platiquen, intercambien ideas que no tengan nada que ver con diabetes, que tengan que ver con pasatiempos, escuela e incluso caricaturas o videojuegos

Pregunta abiertamente las dudas que tengan sobre el manejo de la condición del hermano o hermana. Se claro, se honesto. No mientas para hacerlo parecer menos “serio”. La  diabetes tipo 1 es algo serio pero que con un manejo adecuado no estropeará jamás la diversión. 

Recuerda siempre agradecer a tus otros hijos el empeño en aprender, trabajar y ayudar. Ellos serán parte importante en la vida del pequeño con diabetes tipo 1 y necesitan, al igual que tú, tiempo para ellos.

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