Feliz diaversario, para mi, ellos y nosotros.

Hoy hace muchos, pero en serio muchos anos fui diagnosticada con diabetes tipo 1. En realidad, la fecha exacta sigue siendo un poco de misterio en mi vida, y en mi casa. No me mal entiendas sabemos perfectamente bien cuándo fue pero no sabemos el día preciso. Quien ha leído antes de mi diagnóstico sabe que fue, podríamos decir "por episodios” donde el último me llevó de viaje y me dejó en coma un par de días. Totalmente fuera. Supongo que es un poco cierto cuando dicen que "no me tocaba” o tal vez sí era mi momento y tuve la fortuna de haber sido rescatada por un equipo médico grandioso y que quizá no tenga idea de lo mucho que he agradecido esta segunda oportunidad que me dieron hace tanto tiempo.

La vida con diabetes tipo 1 ha sido una perrada. Lo digo en el más amplio sentido: una perrada. Ha sido defintivamente una patada en el trasero. Y si te parece que soy negativa, es porque tal vez a ti las patadas en el trasero no hagan más que lastimarte. A mi esta patada me aventó y me aventó lejísimos. Me abrió los ojos, me aventó al mundo, sin avisos de precaución y sin instrucciones. Así nada más me aventó.

Ni en mis momentos más darks pude haberme imaginado algo tan difícil y loco como vivir con diabetes. De verdad que no y quien diga que es normal la vida con diabetes tiene que estar chiflado. Para mi esto no es normal. Normal para mi no siempre es sinónimo de bueno. Para mi no existe la palabra normal porque además es distinto para ti y para mi. Ni yo, ni mi vida somos normales. Somos anormalmente divertidos, anormalmente trabajadores y muy pero muy anormalmente valientes. Yo no quiero, ni querré ser jamás normal porque ser anormal me ha traído tantas alegrías como aventuras y descubrimientos.

La vida con diabetes tipo 1 ha sido solitaria. Me habría encantado que alguien me dijera que la gente sigue siendo gente y que es difícil ser distinto aún siendo distinto. Que no todos somos tolerantes, que no todos comprendemos, que mi diabetes es única y que me frustaré, me cansaré y me hartaré de la mía, de la tuya, de la de todos y de las actitudes mala onda que muchas veces sin querer y quizá porque estamos solos y cansados adoptamos. Es una perrada, insisto.

Me habría encantado que me dijeran que podría haber personas atacándome por contar, por explicar, por opinar, por que no para todos activismo es la misma cosa, que para algunos es amedrentar a quien trabaja distinto y que para otros es alzar la voz en las redes sociales mientras que para otros es trabajar en leyes. Me habría encantado que me explicaran que no podría hacerlo todo sobre todo si quería tener vida.

Si hoy me preguntaran qué ha sido lo más difícil de vivir con diabetes tipo 1 creo que lo más difícil he sido yo misma. Que lo más difícil sería enfrentarme con la culpa de ser yo y ver que no todos, ni siempre, tendrían el acceso a muchas de las cosas que yo tengo y que me han permitido permanecer con vida. Que lo más difícil es ver cómo mi diabetes tuvo efecto en mis padres y cómo tuvo efecto en mi entorno.

Creo que mis problemas empezaron la primera vez que oí que esto, de lo que al principio no entendía yo nada era una enfermedad de por vida. Ahora se que si además de oir eso me hubieran explicado a mi, sentada, en un lugar amable, con materiales adecuados para alguien de mi edad, mi primera impresión habría sido muy, pero muy distinta. Ese problema se convirtió en furia, por descubrir, por experimentar, y sobre todo por vivir. Rápido, acelerada, atravancada pero vivir.

Me habría gustado que me dijeran que no era necesario trabajar en diabetes o vivir ni respirar todo el tiempo diabetes, que con frecuencia no solo es triste sino es cansado. Me habría gustado que me dijeran que buscara otras cosas, otras personas, otros entornos. Pero pues…heme aquí, obedeciendo a un llamado moral interno desde mi lugar lleno de privilegio en el planeta.

Hoy es mi diaversario. Y yo no lo festejo. Festejo que sigo de pie, contra los pronósticos, contra los chistes malos, contra las expectativas. Sigo de pie cumpliendo mi propósito. Me dieron no una sino muchas oportunidades de vivir, a mi manera, para ayudar a otros a vivir la suya.

Feliz diaversario para mi, para ti y para ellos.

Anterior
Anterior

De la comida y otros males mundanos

Siguiente
Siguiente

Listos ara viajar en avión. ¿Enserio listos?