El cuidado de mis ojos
De niña fui muy afortunada. Si había siempre una complicación de la diabetes con la que cualquiera podría atemorizarme son las complicaciones relacionadas con la vista. Siempre me ha gustado leer y estudiar así que pensar que un día no podría hacerlo tenía un efecto absolutamente negativo en mi persona. Por supuesto que este miedo no ayudaba a que mi manejo fuera más exhaustivo pero vaya que deterioraba mi salud emocional. No, no me gustaba. Mi abuelo, quien falleció recientemente fue por muchos años un renombrado personaje del Hospital para Evitar la Ceguera en México y entonces, comprenderás, que mis ojos eran revisados con demasiada frecuencia. Lo realmente interesante en aquél entonces era la cara de sorpresa de algunos médicos cuando se enteraban que llevaba yo x, y o z años viviendo con diabetes y que es no se notara en mis ojos. Tristemente, no escuchaba cosas divertidas, al menos no para la edad que tenía.
Con los años seguí visitando el hospital, y seguí siendo objeto de estudio de los alumnos de mi abuelo. Me intrigaba tanto lo que hacían y decían que pensé en convertirme en médico y precisamente dedicarme a la oftalmología. Esta es otra historia y hoy sabrás que no lo hice.
¿Dedicación y cuidado? No siempre.
No fue sino hasta mi adolescencia que uno de estos alumnos de mi abuelo, que luego supe eran renombrados retinólogos dijo la primera frase alentadora en mis visitas "tus ojos son el reflejo de tu dedicación para tu cuidado". Eso se quedó tatuado. Continuó explicándome cómo a pesar de mucho cuidado nuestros ojos en algún momento sufrirían daños pero que de nosotros dependería la identificación oportuna de estos daños para poder atenderlos rápidamente. Y pensar que lo que yo había escuchado siempre era que solo las personas que no se cuidaban adecuadamente sufrirían estos estragos.
Este año, luego de más de 30 años con diabetes llegó el momento de mi cita para revisión anual. ¡Qué espanto! Debo confesar que los psicólogos también tenemos emociones aunque a veces no lo parezca. Me moría de miedo. Aunque esta entrada es para platicarte la experiencia grata que tuve en un lugar, lejos de mi zona de confort, quiero platicarte de estos miedos, como parte de mi experiencia, esperando que te sea útil y le sea útil a los proveedores de atención para la salud de nuestros ojos.
Y entonces, ahora que mi abuelo ya no estaba ¿a dónde podría yo ir a que revisaran mis ojos? Sabemos, que estos servicios son costosos y no se tú pero....a mi la diabetes ya me tiene en bancarrota como para pensar gastar fortunas en otras revisiones médicas. Me di a la tarea de buscar entre mis datos a los alumnos de mi abuelo, vaya, imagino que alguno de ellos sabrá de retinas y diabetes ¿no? Entonces hice mi cita misma que cancelaron un día después por "un imprevisto". Comprenderás, porque sabes de lo que hablo que cuando necesitamos estas citas es porque realmente las necesitamos.....y que si nos cuesta trabajo hacerlas porque nos da miedo, recibir un aviso de "cita cancelada" no es precisamente divertido.
Sala Uno....
Entones, vi Sala Uno muy cerca de casa de mis papás. Y entré a su sitio web, y sorpresa, pude hacer mi cita para el día siguiente en tres segundos por internet.
Expliqué luego, a través de una llamada telefónica que necesitaba "fondo de ojo" y me explicaron brevemente el procedimiento. Yo ya lo conocía pero la explicación resumida fue muy agradable. Me indicaron el costo, que no me pareció descabellado y me enviaron un mensaje de texto y un email para confirmar mi cita. ¡Qué increíble!
Y entonces llegué a mi sucursal más cercana de Sala Uno. Es además, un lugar bonito lleno de información de colores y cubículos.
Pensarás que eso no es importante pero, si estás tremendamente estresado un lugar feo es lo que menos necesitas y si estás llevando a un pequeño con diabetes tipo 1 a una revisión agradecerás un lugar con aire, tremendamente limpio y con colores e infografías en sus paredes.
Primero visité el cubículo de una optometrista quien como primera misión tenía un cuestionario. "¿Motivo de su consulta?" preguntó.
"Vengo a mi revisión anual de ojos, vivo con diabetes". "Ahhh (cara de susto) es diabética". "Vivo con diabetes" insistí pensando en que el uso del lenguaje es importante. "¿Con qué se controla" preguntó después, y pensé en responder "Mire, la cerveza me relaja y a veces el incienso" pero consideré que los chistes no eran adecuados. "Uso insulina" respondí no muy dispuesta a engancharme en una larga explicación. Mi visión resultó ser muy buena, no necesito lentes a pesar de mi avanzada edad ja, ja. "¿Lleva dieta?" "sí" respondí "estoy estudiando nutrición". "Sigue todos sus cuidados imagino", "sí" respondí, soy educadora en diabetes. En ese momento nos miramos y reímos, imagino pensó que estaría yo loca o que estaba inventándome un registro académico tipo tuti-fruti.
Luego me enviaron a otro consultorio con el especialista. Debo mencionar que los consultorios son bonitos y que llamó gratamente mi atención la limpieza de los mismos. Recibí un cuestionario similar pero esta vez con más gestos. "¿Desde cuándo es usted diabética?" el uso del lenguaje sufría micro infartos en mi cerebro "vivo con diabetes desde hace 34 años". La cara del especialista fue como si yo hubiera dicho algo como "dispositivomicroatómicofotosincronizadordeprotonesdeclaseB". "¿Cómo?"
A continuación me vi obligada a dar una larga explicación de los diferentes tipos de diabetes y de cosas autoinmunes. Gratamente, una vez más, mi explicación acelerada fue recibida con gusto e interés, eso también lo valoramos cuando asistimos a una valoración donde además morimos del susto.
Fondo de ojo
En fin, mi pupila fue dilatada con unas gotas y al poco tiempo sentía yo la luz entrando a mis ojos.
Mi visión era muy borrosa pero no había ningún tipo de incomodidad (esto te lo cuento por si no te has animado a hacerte un fondo de ojo) así, el especialista pudo, a través de mi pupila ver mi córnea, humor acuoso, cristalino y humor vítreo y nada más y nada menos que la actriz principal en esta obra: mi retina.
Este procedimiento se realiza con una lámpara de hendidura que es un microscopio con una fuente de luz, gracias a la cual uno termina absolutamente lampareado.
Cuando la glucosa se eleva puede ocasionar daños en muchas partes de nuestro amado organismo, entre ellos nuestros ojos. Esto puede formar vasos sanguíneos débiles y sangrado en diferentes partes de nuestros ojos así como un aumento en la presión interna de los mismos . Hay diferentes enfermedades y complicaciones relacionadas con los ojos y la glucosa en sangre que debemos identificar oportunamente y claro, retrasar lo más que podamos.
Regresé tremendamente lampareada pero con una revisión muy completa. Mi experiencia en Sala Uno fue muy buena, quedé impactada no solo con sus instalaciones sino con sus costos y atención. Solo me encantaría que se trabajara un poco en capacitación sobre diabetes pues al menos si hablamos de nuestros compañeros tipo 2, !somos muchos! y necesitaremos revisar nuestros ojos. Un poco de arreglo y manejo en uso de lenguaje vendría fantástico a un lugar que de por sí ya es fantástico.
Nota: leerás marcas en esta entrada. Debes saber que esta publicación representa mi opinión y que esta publicación NO es patrocinada.