Redes Sociales y Sensibilidad Pandémica
En marzo decidimos guardarnos. Sí, literal "guardarnos" como si fuéramos figuritas de un muy complicado rompecabezas conocido como "humanidad". Al principio todo pareció muy ágil y rápido. Empezamos a seguir instrucciones cabalmente sorprendidos y al mismo tiempo preocupados por lo que veíamos en los medios. Virus, contagios. Quedarse en casa. Mascarillas.
Pasaron unas cuantas semanas antes de que pudiéramos darnos cuenta de lo que en realidad significaba esto. Yo francamente, no me hubiera imaginado nunca. Ciertamente alguna vez tuve esta pesadilla pero, ahora era real.
Asustarnos? Cómo no vamos a asustarnos, claro que estamos asustados. Enojarnos? Cómo rayos podríamos NO estar enojados.
Estrés y enojo
De acuerdo con algunos de mis colegas psicólogos , el estrés puede traer consigo ansiedad, tristeza, irritabilidad y enojo. Cada uno de nosotros lidiará con ello de diferente forma.
El estrés que lleva consigo la pandemia de Covid-19 está afectando al individuo de una forma que no habíamos visto antes. Vemos muestras de afecto, campanas solidarias, valentía y amabilidad pero también vemos a otros que no pueden salvo expresar enojo y agresión. Esto pasa no sólo estando frente a frente sino pasa hoy con más frecuencia en línea.
Debo confesar que desde hace tiempo notaba esta dinámica con un ligero tinte de agresión en las redes sociales y particularmente en la comunidad de diabetes en línea. Las últimas semanas no fueron sorpresa para mi pero, definitivamente la pandemia sin dos o tres trolles en la web habrían ayudado en mi salud emocional y en mi propio manejo de emociones pandémicas. Luego de un par de semanas de lo que bauticé como "torbellino facebookero" decidí cerrar mi espacio público en facebook al menos por un rato y pensar en formas de aligerar la carga emocional que estaba costándome lidiar con algunas personas y situaciones que salían de mi control.
Amenaza constante
Vivir bajo la amenaza de una pandemia tiene efecto en nuestra salud emocional y por supuesto física. El distrés que puede generar esto puede traducirse en enojo que es una de las muchas emociones que liberarán hormonas que nos preparan literal para "huir o pelear".
Nuestras glándulas adrenales hacen una excelente labor y llenan nuestro cuerpo con su magia y entonces la adrenalina y el cortisol (entre otras) entrarán al campo de batalla no solo poniendo nuestros pelos de punta sino elevando nuestra glucosa.
Redes sociales y la gente....siendo gente
Es muy difícil tener páginas y perfiles públicos y exponer nuestra vida privada e intentar al mismo tiempo crear contenido para que todos encuentren respuesta. La respuesta que se busca en la actualidad es casi siempre la que esperamos y debatir resulta un movimiento, para muchos natural. Pero debatir no es lo mismo que discutir y agredir. Las palabras tienen mucho poder, incluso las escritas y al igual que deberíamos hacer una pausa antes de emitir opinión lo mismo con la palabra escrita. Hacer una pausa y luego twittear, o escribir.
Si eres el receptor de la furia de las redes recuerda que el troll en internet buscará siempre confrontación. Sus esfuerzos no son tantos dirigidos a hacerte sentir mal sino pensados en invitar a otros a sumarse en su esfuerzo por hacerte sentir a ti, a tu trabajo o tu esfuerzo menor. El troll más peligroso es aquél al que le causa alegría agredir y abusar de otros y enfrentarlos sólo exacerbará su necesidad de generar mal.
Por qué lo hacen? Por muchas causas pero algunas podrían ser porque están aburridos por que buscan atención y porque desean algo que ven en la otra persona o incluso al revés, porque ven en esa persona algo de ellos mismos.
Si te sentiste atrapado en la furia pandémica en las redes sociales aquí tengo unos consejos breves.
La opinión del otro:
Tu objetivo en un debate NO es cambiar la opinión del otro. Es abrirte a respuestas y puntos de vista distintos. El debate podrá hacerte pensar y quizá reformular tus argumentos más de una vez pero no siempre lograrán que cambies tu punto de vista. El debate es precisamente dos o más personas exponiendo su punto de vista sobre el mismo tema. En la Comunidad de diabetes en línea los debates son pan de cada día. Cada persona maneja su diabetes de forma única y todos creemos tener la razón. Lo cierto es que para nosotros y nuestra diabetes si la tenemos.
Leamos, agradezcamos que otros compartan su experiencia y seamos siempre claros explicando que lo que platicamos es "nuestra experiencia personal" y que no necesariamente esperaríamos que la diabetes y la vida de otros fuera similar. Esto tiene que ver con reconocer la forma en la que el otro se siente, aceptar que es distinta y por supuesto no invalidar su forma de pensar y sentir distinta.
Ser como esperamos que sean
Aún en el debate más intenso trata a las personas como te gustaría que te trataran. Si, a veces es más difícil de lo que parece pero intentarlo nos tomará unos minutos. Ser receptor de mensajes hirientes no es nunca algo que busquemos y esperemos y tenemos dos opciones a) contestar amablemente y b) retirarnos luego de exponer nuestro punto.
Sí, la pandemia ha puesto en evidencia muchas fallas en todos nosotros y también nos ha dado en ocasiones la oportunidad de descubrir con quién queremos formar lazos y con quien es mejor no hacerlo. Estas elecciones tienen pocas veces relación con lo mucho o poco que queramos a las personas sino más bien en lo bien o mal que nos hace sentir su cercanía.
Tu derecho y el de los otros a enojarte.
No es lo mismo enojarse que agredir. La agresión es una acción pero el enojo es una serie de emociones. Podemos enojarnos sin agredir al otro. El enojo es, de hecho una emoción útil aunque se hace mucho énfasis para que la evitemos. Con frecuencia agredimos a los que queremos sin tener la intención y, tristemente hay veces en las que no hay marcha atrás pero hay otras veces en las que podríamos haberlo evitado de pensar bien nuestros argumentos.
Cuando te sientas enojado recuerda que es tu cuerpo y tu cerebro haciendo su trabajo. Investiga y evalúa qué es lo que dispara tu enojo. No siempre podrás evitarlo y francamente habrá veces en que simplemente no querrás evitarlo.
Lo cierto es que hoy tenemos que ser más pacientes con los otros y con nosotros mismos. No, no todos serán tan pacientes contigo pero perdonar, en tiempos de pandemia, puede aligerar hasta las cargas más grandes.
Ojalá hubiera yo escrito estos consejos para leerlos para mi misma en voz alta hace un par de meses. Seguramente iré aprendiendo al igual que muchos sobre la marcha pero en lo que aprendemos...¿qué tal que nos acompanamos y comprendemos?