Ser o no diabética.
Vivimos en los tiempos de lo políticamente correcto y lo políticamente incorrecto. Cuando fui diagnosticada con diabetes de inmediato tomé un disfraz de "niña diabética". Uno no lo pensaría pero ser o no "diabético" depende de muchos factores y variables afortunadamente diferentes en cada uno de nosotros. Para mí, en aquél entonces ser diabética era sentir dolor al recibir una inyección, estar muy fastidiada con el tema de medir glucosa en orina muchas veces al día, sentirme en general y físicamente mal. Entender, a medias que tenía una "enfermedad" que no desaparecería jamás. Sí, adopté bien el papel de niña "diabética" y mi entorno, quizá con buena intención me lo recordaba constantemente. "¿Tú no puedes verdad? Eres diabética"
En mi casa, ser niña diabética no tenía ninguna connotación negativa. Yo era tratada igual que mi hermano y por supuesto que tenía las mismas obligaciones y responsabilidades. No, jamás me dejaron faltar a la escuela y por supuesto nunca pude huir de mis responsabilidades de niña "diabética".
Con la edad decidí que no quería ser señalada por esa razón. Me gusta ser señalada, sí. Pero no por vivir con una condición que además podría decirse pasa desapercibida. Me di cuenta de que quería ser primero otras cosas: estudiante, profesionista, esposa, mamá, trabajadora, vocera, expositora, investigadora y que entonces una de mis características como es ser muy chaparrita sería tener diabetes.
Por supuesto que es mi característica más importante. No pasa una hora del día en que no me acuerdo de ella (aunque tampoco de que soy chaparrita ja, ja) pero es algo que en lo personal sí me define pero al igual que me definen muchas otras cosas. A mi, la diabetes me define por completo. Estoy segura de ser quien soy gracias a ella, por mi relación armoniosa con ella, por saber entenderla y ella entenderme a mí, por buscar aprender de ella para adaptarla a mi vida y no mi vida a ella. Así me convertí con el tiempo en una persona que vive con diabetes.
A mí las etiquetas no me molestan. Los usamos todos los días para describir personas y situaciones. Para mí, la narrativa y la forma en la que hacemos y decimos las cosas dice mucho de nosotros mismos, nuestras carencias, nuestras virtudes y nuestro verdadero "ser".
Para mi, la relación con la diabetes no ha sido una lucha. Pero tampoco podemos negar (porque sin duda sería un tema emocional importante) los retos que vivir con diabetes lleva en nuestras vidas. Sí, vivir con diabetes es para algunos de nosotros una lucha. Pero no una lucha en el sentido de sufrimiento y agonía. Esas luchas aquí no vienen al caso....
- una lucha por ser mejores personas
- una lucha por desafiar las estadísticas
- una lucha para no dejar que nada, ni nadie nos detenga
- una lucha para cambiar la forma en la que hablamos de nosotros mismos
- una lucha para exigir lo que por derecho nos corresponde
- una lucha por estar bien con uno y con el resto
- una lucha por buscar educación sobre nuestra condición y tener la mejor de las vidas
Para mi, las luchas son internas, son positivas y nos llevan a donde hoy estamos.
Y tú ¿estás listo para luchar? o intentarás pasar desapercibido.
Tú sé hoy quien quieras ser.