La soledad, el aislamiento social y la diabetes tipo 2.
Esta semana se cumplieron cinco años desde que mi familia y yo, incluido nuestro perrito Marte, decidimos reubicarnos a otro país y dejamos nuestro hogar, nuestros mejores amigos, nuestra familia y prácticamente todo lo que conocíamos para comenzar una nueva vida en otro lugar con un par de maletas y mucha, mucha valentía. A lo largo de estos cinco años, hemos experimentado una montaña rusa de emociones pero no hemos estado a salvo de sentir tristeza de extrañar a nuestros seres queridos y la inevitable sensación de soledad que a veces acompaña a la distancia.
Hemos descubierto que la distancia, si bien puede alejarnos físicamente de algunas personas, también puede fortalecer los lazos que nos unen a otras. Y, sin duda, hemos aprendido más sobre la soledad que en cualquier otra etapa de nuestras vidas.
En el mundo actual, donde la tecnología y las redes sociales nos conectan más que nunca, puede parecer ilógico que la soledad y el aislamiento social sean problemas cada vez más serios. Pero, hoy sabemos que ambas tienen impacto en millones de personas alrededor del mundo y que tienen un impacto no soo emocional sino también físico.
De hecho, en mayo de 2023, el Director General de Servicios de Salud de Estados Unidos, el Dr. Vivek Murthy, calificó a la soledad como una epidemia de salud pública.
La encuesta mensual de mentes saludables de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) realizada a principios de 2024, reveló que el 30% de los adultos afirman haber experimentado sentimientos de soledad al menos una vez por semana durante el año pasado, mientras que el 10% dice sentirse solo todos los días.
En esta misma encuesta, se observó que las personas más jóvenes son más propensas a experimentar estos sentimientos: el 30% de los estadounidenses de 18 a 34 años afirman sentirse solos todos los días o varias veces a la semana.
Tristemente, no me sorprendería saber que los datos en otros países son más o menos similares.
En las sesiones científicas de la Asociación Americana de Diabetes, un panel de expertos, puso sobre la mesa la relación (de la que poco se habla) entre la soledad, el aislamiento social y la diabetes tipo 2. Las expertas afirmaron, como los psicólogos apoyaremos que "una mayor conexión en estos espacios promueve mejores resultados de salud", y recalcaron la importancia de abordar estas problemáticas desde un punto de vista clínico y de manera urgente.
¿Qué son la soledad y el aislamiento social?
Sabemos que la soledad y el aislamiento social están relacionados, pero, definitivamente no son lo mismo. La soledad es una experiencia subjetiva de sentirse solo o aislado de los demás, mientras que el aislamiento social es un estado objetivo de tener pocas o ninguna conexión social.
¿Cuál es el impacto que tienen en la salud?
Las investigaciones han demostrado que la soledad y el aislamiento social pueden aumentar el riesgo de sufrir una serie de problemas de salud, como:
Enfermedades cardíacas: La falta de conexión social puede aumentar el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral hasta 29%.
Diabetes: Las personas que se sienten solas tienen un 50% más de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2.
Demencia: La soledad aumenta el riesgo de desarrollar demencia en un 26%.
Depresión: La soledad es un factor de riesgo importante para la depresión, y las personas que se sienten solas tienen un 65% más de probabilidades de sufrirla.
Bueno, ¿y que cosa tiene que ver esto con diabetes específicamente?
Ah pues, varios estudios han encontrado que la soledad puede conducir a niveles elevados de hormonas del estrés, una de ellas el famoso cortisol. El cortisol, como hemos platicado tiene un efecto contrario a la insulina y se relaciona entonces con niveles más elevados de glucosa (azúcar) en sangre y resistencia a la insulina, ambos factores de riesgo de diabetes tipo 2.
Otro estudio identificó nueve posibles vías que vinculan la soledad con la diabetes. Estas vías sugieren que la soledad puede afectar negativamente la calidad de los alimentos que se consumen, el índice de masa corporal (IMC) y los niveles de actividad física reducidos, factores que pueden también contribuir al desarrollo de diabetes tipo 2.
¿ Y que hay de la diabetes tipo 1?
¡Hay mucho más para explorar en este tema! Varios expertos en la sesión señalaron que la soledad es más frecuente entre las personas con condiciones crónicas. En el caso específico de la diabetes tipo 1, la misma condición puede limitar nuestra capacidad de interactuar con otras personas, lo que lleva al aislamiento o la desconexión de las interacciones sociales.
Como te imaginarás, esto a su vez puede relacionarse con una menor capacidad para el automanejo de la diabetes y puede verse agravada por la "angustia" o el famoso distress relacionado con la condición (que no es otra cosa sino la preocupación constante por nuestro manejo).
¿Qué se puede hacer?
Afortunadamente, existen muchas cosas que se pueden hacer para combatir las dos cosas: la soledad y el aislamiento social, tanto a nivel individual como en nuestras comunidades. Pero, ¿por dónde empezamos si pensamos que somos una de estas personas (yo, definitivamente, me considero una de ellas)?
Conecta con los demás: Haz un esfuerzo por mantenerte en contacto con amigos y familiares. Usa herramientas como whatsapp, facetime y hasta zoom. Nosotros hemos aprendido luego de 5 años lejos de casa que estas herramientas nos acercan.
Únete a un club o grupo: Hay muchos clubes y grupos para personas con intereses similares. De hecho, siempre será una gran recomendación conectar con la comunidad de diabetes ya sea que vivas con diabetes tipo 1 o diabetes tipo 2. Compartiremos consejos y además ofreceremos amistad. Además, quién quita, quizá conozcas a alguien que viva cerca de ti.
Busca ayuda: Lo sabemos, los psicólogos sonamos como disco rayado pero hay muchos colegas que podrán ayudarte a desarrollar estrategias para hacer frente a la soledad y mejorar tu salud mental.
Pienso que, hoy más que nunca, es necesario que hablemos abiertamente sobre la soledad y dejemos de lado el estigma que la rodea (como el estigma que rodea a otras condiciones de salud emocional). Necesitamos crear espacios seguros donde las personas puedan hablar sobre sus sentimientos de soledad sin temor a ser juzgadas. Platiquemos, conectemos, ayudémonos.