Hoja de Vida Maestra
No hoy, seguramente tampoco mañana o quizá tampoco en los próximos diez años pero, una cosa es cierta. Vamos a morir. Tarde o temprano. A causa de un virus extraño o a causa de algo que no pudimos haber visto venir pero, vamos a morir. Sí, todos. No, nadie, hasta ahora se ha salvado de ese fin último.
Y la verdad es que a ninguno de nosotros nos alegra la tarde sentarnos a escribir algo titulado "vamos a morir, preparémonos" y menos luego de tres semanas de adaptación a un nuevo normal porque hay, no sabemos cómo, ni hasta cuándo un virus tremendamente malvado por ahí verdad? No soy solo yo a la que eso le parece horrendo, o sí?
Pero, pensando y siendo positivos. No es que estemos paralizados, es que simplemente somos nuevos en estos escenarios. Y claro, adaptarnos, reorganizarnos y re-aprender resulta al mismo tiempo fascinante pero también estresante.
No, no planeamos morir aunque te seré sincera, he visto a algunas personas planear algunos detalles cuando son diagnosticados con condiciones de salud con pronósticos poco positivos. Pero, pocos planeamos con anticipación. Y, seamos sinceros. Nosotros no nos daremos cuenta pero la carga que dejaremos por dejar a nuestros seres queridos no sólo llenos de tristeza sino en un cúmulo informativo y, en algunos casos trámites burocráticos dantescos, es enorme.
Y entonces, me di a la tarea de planear. Y luego me di a la tarea de compartir.
Qué necesito dejar para dejarte con una carga menor a la que de por si representará mi partida, le pregunté seriamente a mi esposo. Sepan que pasamos horas platicando. Y de ahí surgió esta lista de cotejo que más tarde nombramos hoja de vida maestra. No, insisto, no pensamos morir pronto. Estamos seguros de que daremos batalla digna de cuento de vikingos llegado su momento pero, eso no será pronto. Sólo pensamos, como pensamos últimamente muchas cosas, en planear.
Vamos a detallar la creación de lo que llamaremos una hoja maestra de vida. Aquí los componentes.
1. Escribe tu testamento.
Yo era de esas personas que pensaba que, como no tengo nada, no tengo nada que escribir en un testamento. En la vida adulta he visto a mucha gente partir. He visto familias debatir sobre quién se queda con algunos recuerdos que incluyen cosas que no aparentarían tener un valor monetario como una propiedad que va en un testamento pero que si tienen un valor emocional enorme.
Aunque no tengas bienes que heredar, escribe tu testamento notariado o no donde incluyas estas cosas. Tus seres queridos te agradecerán las instrucciones. Existen sitios web con algunas plantillas para tal propósito. Dependerá del país del que estés leyendo pero muchas veces basta con esperar a Septiembre, mes del testamento para poder realizar uno sin que el costo ponga en riesgo nuestra salud emocional.
2. Escribe tus últimos deseos
Alguna vez fui a un servicio fúnebre que, no me gusta decirlo pero ahora comprenderás. Fue hermoso! Ella antes de morir había hablado con sus seres queridos y les había pedido encarecidamente que su funeral fueran todos de color rojo. Quiero pensar que era el color que a ella más le gustaba. Además, pidió a su esposo tocar música para ella pues él era, o es, músico de profesión. A la entrada la gente se saludaba con cariño. No faltó el café, y quizá hasta alguien haya pedido permiso para llevar un trago o dos. Yo visualizo mi partida como una reunión donde se demuestre cariño. Sí, puedes planear la lista de invitados. Sí puedes pedirle a la gente no ir vestidos de negro. Sí también puedes pedir que se ponga música quedito.
Hazlo, pensar en tu partida es difícil pero también es reconfortante imaginar a las personas que quieres invitar porque han dejado algo importante y mucho amor en tu vida. Este punto se torna serio cuando hablamos de algunas condiciones de salud. Se, por ejemplo, que mi madre y yo compartimos opinión y no creemos en prolongar la vida de ningún ser humano innecesariamente así que confiamos en que, llegado su momento, cualquiera de las dos tomará la mejor decisión para la otra. Estas, son conversaciones muy duras que debemos tener una vez llegada la vida adulta.
Sobre tus hijos: si como yo tienes hijos que aún son menores de edad. Incluye también tus deseos y necesidades. Por ejemplo, si enfermáramos mi esposo y yo al mismo tiempo tenemos muy claro a quién queremos pedir ayuda para que proteja a mi hijo mientras tanto. Lo mismo si tuviéramos algún tipo de accidente o si perdiéramos la vida.
3. Tus documentos, finanzas y otras cosas importantes
En el caso de mi familia, decidimos crear un documento donde incluimos una tabla que puede fungir como un directorio con datos que seguramente nos vendrían muy útiles tanto a mi esposo como a mi. Esta lista puede ser tan larga como necesites. Entre más específica sea más facilitarás la tarea cuando llegue el momento.
4. Tu vida en las redes sociales, emails y otros
Claro, antes no teníamos que pensar en eso pero, los tiempos han cambiado. Existen herramientas donde puedes compartir contraseñas y algunas opciones como la opción de Legado de Facebook donde conviertes a alguien de tu red de amigos en administrador de tus redes sociales si fallecieras.
Lastpass es una herramienta que usamos en casa para guardar nuestras contraseñas. Hemos copiado las más importantes para agregarlas a nuestra hoja de vida maestra .
5. El armado de la hoja de vida maestra.
Google docs es una gran herramienta aunque reconocemos que no todo mundo la sabe usar. Imprimir la hoja maestra de vida no es algo descabellado. Avisar su ubicación tampoco. Finalmente, tendrás que decidir con quién compartir esta información y, pensamos que, no la compartirías con alguien en quien no confiaras. Ahora bien, la ventaja de contar con esta información en Google docs es que si perdieras tu casa en un incendio o un terremoto (cosas que aprendimos los mexicanos luego del terremoto de 2017) podrías tener acceso a ellos.
Incluye en esta hoja maestra los puntos que describimos en esta nota. Como te comentamos, lo más detallados posibles. Agrega además copias en pdf de algunos documentos originales importantes como pasaportes, actas de nacimiento y otros en caso de que su localización no fuera sencilla.
Recuerda que nuestro paso en el planeta tierra es pasajero. Que en realidad aunque físicamente no vivamos por siempre en él lo que hagamos por y para los otros podrá vivir más años que nosotros. Planear no hace daño en este caso. Aligerar cargas sí hará, sin duda, cuando llegue el momento, una gran diferencia.