Había una vez unas personas expertas en nutrición
Siempre me leerás decir que el trabajo multidisciplinar es clave en el manejo de cualquiera de los tipos de diabetes. Con mucha frecuencia me leerás asegurando que cuando podemos formar un equipo con diferentes profesionales de la salud para ayudarnos nuestros resultados, no solo físicos, sino también emocionales son mucho mejores. También me habrás leído comentar que no siempre esto es posible en México (y ahora compruebo que tampoco es fácil en otros países) pero sigo pensándolo.
Cuando fui diagnosticada con diabetes tipo 1 tuve la fortuna de haber sido atendida por un médico endocrinólogo militar. Digo afortunada porque aunque era un doctor muy serio, acercó a mis papás a la Educación en Diabetes y a lo más novedoso en mi país sobre el cuidado de la diabetes tipo 1. Con novedoso no me refiero a tecnologías sino a conteo de carbohidratos, manejo de insulina y monitoreo exhaustivo, que en aquél entonces era en orina.
Llevó a mis papás de la mano a encontrar una relación entre la concentración de glucosa en mi orina y mi ingesta de hidratos de carbono y otros factores como el ejercicio, el estrés, los días de enfermedad.
Nos entregó una lista que, algún día de visita en México compartiré, fungió muy bien como guía y luego de un tiempo me explicó, como si fuera secreto, a pesar unas lunetas para comérmelas en lugar de otros alimentos en mi lista.
Yo observaba, siempre en silencio (aunque no lo crean fui una niña muy distinta al adulto que soy hoy) y pensaba “wooow, como magia".
Mis listas y lo adecuado
Pasaron los anos y seguí alimentándome así, siguiendo una lista. Luego la lista fue más compleja y pude elegir alimentos. Desayuno 2 carbohidratos, 2 productos de origen animal, 1 verdura. Y yo fingía, francamente seguir eso. Cuando fui adolescente mi peso siempre fue un problema pues pesaba siempre mucho más de lo que era saludable a pesar de hacer ejercicio y hacer lo que yo pensaba era lo más adecuado.
Pasó mucho, pero mucho tiempo y entonces decidí convertirme en Educadora en Diabetes, francamente por casualidad (es una historia que un día les voy a contar y que curiosamente nadie me ha preguntado ja, ja) y ahí tuve no una sino un sin fin de clases de Nutrición y Diabetes de diferentes tipos impartidas por nutriólogas. De hecho, las mejores maestras que tuve en el primer diplomado que cursé eran Nutriólogas. Ahora, ya adulto tampoco pude evitar pensar “woooow, como magia".
Justo estudiando el diplomado me enteré de que estaba embarazada y mi médico en aquél Sigfrido Miracle quien tiene un lugar muy especial en mi corazón a quien le debo tanto en la vida me recomendó consultar con Maritela. Maritela es una de las educadoras en diabetes que más han inspirado mi práctica. Maritela me tuvo horas en su consultorio preguntándome sobre mis gustos, mi motivación, mis objetivos personales, mis preocupaciones para diseñar un plan de alimentación a mi medida, para mi, que no fuera una lista, que fuera, para Mariana. Mi embarazo fue complejo pero mi alimentación no interfirió con mis niveles de glucosa.
Maritela es una de las muchas nutriólogas a las que debo agradecer hoy. La vida puso en mi camino a muchos nutriólogos y muchos son mis personas favoritas en el mundo y grandes amigos (cabe aclarar que no tengo demasiados amigos).
Luego me encontré con Wendy. La vida con Wendy como amiga incluye chilaquiles (es un chiste local que también les contaré algún día) pero Wendy es de esas personas que observa, analiza y no tiene reparo en decir lo que pensó. Así es que la amistad y el trabajo junto con Wendy se traduce siempre en aprendizaje. Gracias a Wendy aprendí a tomar decisiones y a analizar algunos alimentos de diferentes formas y a hacer experimentos con otros.
Hace no mucho intenté seguirles el paso y comencé la licenciatura en Nutrición. Me quedé a la mitad y quiero pensar que algún día lo retomaré cuando no haya una pandemia.
Por cuestiones de la vida, el destino y el trabajo tengo la fortuna de trabajar todos los días junto con una nutrióloga que siempre responde todas mis preguntas y me invita a leer, informarme y a tomar riesgos. Gracias Eugenia por el trabajo que haces, no solo conmigo sino con todos tus consultantes.
Tengo historias de cada uno de mis nutriólogos favoritos pero para evitar aburrirlos prometo contarlas por partes, ja, ja. Esta es una parte breve de un relato largo.
Si ustedes supieran nutriólogos el impacto que tienen en nuestra vida. No siempre les agradecemos pero, ustedes son una pieza clave de nuestro manejo, de nuestra vida, de nuestra salud en general. Gracias especialmente a ustedes que buscaron especializarse en nuestra condición de vida para guiarnos y ayudarnos a aprender. Qué sería de mi si no me hubiera encontrado con ustedes. Gracias por elegir una profesión con tanta pero tanta magia en la vida de muchos de nosotros.
Para: Eugenia, David, Maritela, Fernanda, Sol, Ale Beristain, Dianita Novelo, Héctor Infanzón, Lore Drago, Marina Chaparro, Nadia Montes.