Diabetes, un idioma particular.

Al traducir, es fundamental tener en cuenta que el español no es un lenguaje uniforme. Se habla en numerosos países alrededor del mundo, y cada uno de estos lugares tiene sus propias particularidades en términos de vocabulario, expresiones idiomáticas y aspectos culturales. Esta diversidad lingüística y cultural del español nos recuerda que no somos un monolito, sino una rica tapestry of linguistic and cultural diversity.

Cada país hispanohablante tiene sus propias palabras y giros que pueden no ser comprendidos de la misma manera en otros lugares. Por ejemplo, lo que se entiende por "refresco" en algunos países se conoce como "gaseosa" en otros, y lo que en unos lugares se llama "autobús" en otros se denomina "guagua" o "micro". Estas diferencias pueden ser muy discretas pero significativas.

Además del vocabulario, las diferencias culturales también influyen en la forma en que se utilizan las palabras y se interpretan los mensajes. Incluso dentro de un mismo país, las diferencias regionales pueden ser marcadas. Por ejemplo, las expresiones y el acento del español que se habla en Buenos Aires difieren significativamente del que se habla en Bogotá. Estas diferencias hacen que la labor del traductor sea aún más compleja, pues debe considerar quién es el público objetivo y qué variante del español será más adecuada para el contexto.

El español no es un lenguaje estático ni uniforme, y al traducir debemos celebrar y respetar su diversidad lingüística y cultural.

En numerosas ocasiones, me he encontrado en mesas donde se menosprecia el trabajo de los traductores, especialmente en temas relacionados con la diabetes. Además de ser conversaciones que van en contra de mi formación académica, ya que fui licenciada en traducción en primer lugar, siento que falta comprensión. Aunque las herramientas actuales son maravillosas y la inteligencia artificial facilita mucho nuestro trabajo, hay ciertos temas, como la diabetes, en los que definitivamente seguiremos necesitando el toque humano.

Traducir términos relacionados con la diabetes no es tarea fácil, especialmente cuando se trata de materiales dirigidos a hispanohablantes en los Estados Unidos. La diversidad de lugares de origen entre nosotros hace que usar un español neutral sea muy complicado (aunque no imposible). Esto me lleva a reflexionar sobre la propia diabetes. Claro que vivimos con diabetes y eso nos une, pero cada uno de nosotros, y por ende cada una de nuestras experiencias con la diabetes, es única. Es como si la diabetes tuviera su propia personalidad, especialmente al hablar de ella en diferentes "españoles".

Sin embargo, lo que definitivamente compartimos y vivimos de manera similar son conceptos como amistad, comunidad, apoyo mutuo y trabajo en equipo. A pesar de que la comunidad de diabetes siempre ha estado fragmentada, quizás hoy más que nunca, nunca faltan personas amables y amigos dispuestos a hacer de nuestra vida con esta complicada condición un poco más llevadera.

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